El octanaje del combustible influye directamente en el rendimiento del motor. Un valor más alto indica una mayor resistencia a la detonación prematura, lo que permite una combustión más controlada y eficiente. Este aspecto resulta especialmente relevante en motores de alto rendimiento o en contextos de competición, donde las exigencias mecánicas son mayores.
En estos casos, utilizar un combustible con un índice de octano elevado ayuda a mantener la estabilidad de la potencia y evita pérdidas por autoencendido. Incluso en vehículos de calle, ciertos aditivos pueden aumentar ligeramente el octanaje, mejorando la respuesta del motor sin necesidad de realizar modificaciones mecánicas.
Entre los productos de este tipo se encuentran los llamados Octane Boosters, diseñados para elevar el índice de octano del combustible y optimizar la combustión. Su uso adecuado puede contribuir a una conducción más suave y a un mejor aprovechamiento de la energía generada.
En definitiva, comprender cómo afecta el octanaje al funcionamiento del motor permite ajustar mejor el tipo de combustible o aditivos según las necesidades de cada vehículo y estilo de conducción.
